¿Cómo los casi 18 millones que vivimos en Chile consumimos energía de forma sustentable?: EE no se puede caer de la agenda
La eficiencia energética (EE) o el buen uso de los recursos, no es algo nuevo. Los países desarrollados lo han incorporado en sus políticas públicas hace varias décadas. Las razones en principio fueron económicas, para desacoplar el gasto del PIB y el bienestar de las personas. Especialmente, en países con temperaturas extremas era necesario tener las casas e incluso las plantas de trabajo con el confort adecuado para cuidar la salud de las personas. Luego, las razones han sido cada vez más ambientales, para contrarrestar los efectos del cambio climático y disminuir emisiones contaminantes y con ello mantener actividades sostenibles.
(Mónica Gazmuri, gerente Anesco Chile A.G.)
La Agencia Internacional de Energía (IEA) hace varios años destacó el rol de la EE como el “primer combustible” a utilizar y, además, como la responsable de al menos el 40 por ciento de la carbono-neutralidad. En Chile, ha costado el reconocimiento de esta herramienta de acción climática, pero ya en la administración anterior el ministerio de Energía le asignó un 35 por ciento, como consta en algunos artículos de prensa y en documentos de la cartera. Sumado a lo anterior, el tercer informe del IPCC sobre mitigación indicó que se requería de acciones urgentes y costo efectivas para no superar el 1,5° de temperatura y llegar a emisiones cero al año 2050, sugiriendo una serie de medidas de eficiencia energética a nivel de transporte, edificación y gestión.
Pero ¿de qué se trata en realidad esta solución y cuál es su rol actualmente? En Chile particularmente es muy relevante: permite la transformación, mejoramiento o retrofit de todo lo edificado, bajar los costos, mejorar el bienestar de las personas y reducir la contaminación. O sea, permite tener un hogar sustentable (bien aislado, calentito y que no gaste tanto), un comercio sostenible, comunidades más amigables, industrias más productivas y también un Estado más verde y responsable del gasto. Las mejoras se pagan de los ahorros y se permite incorporar energías limpias para autoconsumo.
Hoy, facilitar la mayor integración de la EE es urgente frente a los desafíos de este nuevo mundo, donde ha quedado de manifiesto el problema de la dependencia, los elevados precios de los combustibles y los bruscos cambios del clima, como la nevazón en Los Ríos hace algunos días. La EE -que opera a nivel de los usuarios- será la única manera de lograr avances en carbono neutralidad y que las energías renovables se desarrollen a la velocidad que se necesita para responder justamente a ese usuario.
Es de público conocimiento que el sector eléctrico intenta resolver varios desafíos de largo plazo: ¿cómo logran generar 30 GW más para responder a la demanda que crece? (Cabe recordar que se está intentando electrificar el consumo), ¿cómo van a almacenar esa energía?, ¿cómo la transportarán si no hay líneas construidas?, ¿cómo evitar su pérdida o vertimiento?, ¿cómo obtendrán dicha inversión?, ¿a qué velocidad cambiarán la regulación para una mejor distribución y todos los usuarios sepamos cuánto y en qué horas consumimos y a qué valor?
En esta nueva realidad el gobierno, que se ha declarado ecológico, tiene la oportunidad única de poner a la EE como una prioridad. Con ello, llevar a cabo su agenda de cara a las personas y al mismo tiempo dar las condiciones para que el sistema se equilibre.
Poner foco en los usuarios de energía (la demanda) a través de la EE permitirá un nuevo paradigma donde esta vez todos seamos protagonistas, parte de la solución y podamos colaborar directamente para que Chile sea realmente sostenible y sustentable.
Columna publicada en Revista Electricidad: revistaei.cl/columnas/como-los-casi-18-millones-que-vivimos-en-chile-consumimos-energia-de-forma-sustentable-ee-no-se-puede-caer-de-la-agenda/#